fuimos un sábado a almorzar, estaba bastante lleno, por lo que, al principio, nos tocó sentarnos en unas mesas chicas en la entrada...lo malo, que la puerta no cierra bien, así que entra harto frío. lo bueno, que nos cambiaron después cuando se desocupó una mesa. pedimos de entrada unos fritos de cebolla acompañado de una salsita que hacía un buen complemento. de fondo un plato de pollo con salsa atomatada y otro de cordero con lentejas amarillas, de acompañamiento arroz. ojo con los que no les gusta el picante porque había un plato que era un poco intenso, pero la comida sabrosa. de bebestible, una cerveza y un jugo de pera, que era natural y estaba rico. el local es de comida casera, las personas que trabajan son de origen indio, así que es bastante autóctona la preparación. el lugar es decorado de ese estilo también, nada muy sofisticado, igual que el mobiliario, pero recomendable para comer rico y a buen precio. detalle!!! no tienen para pagos con tarjeta, así que hay que tener eso en cuenta para no tener que salir a sacar plata.