soy italiano, por lo tanto buscaré no ser tan duro en mi evaluación de la comida. lapizzano la he comido, no puedo opinar de su sabor, sino solo de su aspecto, paliducho y poco saludable. un plato de ravioles de zapallo, buenos (si comparamos con los otros lugares de santiago). lo mismo puedo decir de mi congrio con verduras aún cuando no viniera caramelizado como estaba descrito en la carta. el postre, un volcán de chocolate, agradable, aún con el relleno excesivamente dulce. quizás no se podrán explicar la nota. el servicio? fue amable, no tan preciso pero no me importa mucho. vinimos con nuestra hija,de casi tres años, y pensábamos de poder pedir un plato para ella, como se hace en el resto del mundo, incluyendo en restaurantes de lujo. como no había menú de niño, intentamos pedir al camarero si nos podían hacer un pequeño plato de pasta con mantequilla y parmesano, o con aceite y parmesano o con tomate. imposible, la única alternativa que se nos dio era tomar un plato de pasta de la carta y aliñarlo con aceite, y cobrarlo como el plato de la carta. el resultado hubiera sido pagar 60 gramos de spaghetti con mantequilla y parmesano $ 8.400, lo que me parece verdaderamente ridículo. reconozco que no fue culpa del camarero y no me enojé, al final mi hija compartió nuestra comida contenta. al mismo tiempo creo que esta rigidez usurera de los restaurantes locales sea condenable.