al llegar hay puertas de cantina, todo el mundo sabe que eso eslomas mexicano de la vida y cuando entras todo tiene muchísimos colores fuertes, hay música mexicana y toda una decoración de posada.
empezamos por unas micheladas, estaban buenas, de hecho yo no tomo cerveza y me gusto, si la asustan con que es picante, es mentira. para acompañar comimos totopos con guacamole y este estaba bien hecho, sabroso.
de fondo pedimos una tabla para compartir de pollo y lomo, que es enorme, fácilmente para tres personas, venia guacamole, salsa acida, queso, frijoles, y un aderezo para tacos, todo abundante y bien rico, pero súper chileno, de esos tacos que uno hace en la casa. pero para ser justos, yo odio las tortillas de maíz, así que solo pedimos de las típicas y esas en méxico no se usan para la comida, así que si quiere el verdadero sabor mexicano, arriesguese con esas.
lo que me falto, fue picante, y es que eso, a mi parecer, es la característica mas importante de la comida mexicana y aquí todo era bien sanito, al menos deberían advertirlo y así uno puede manejar cuanto picante quiere.
la atención: muy atentos y dispuestos a explicar en qué consiste cada plato.